Si le hiciera la pedicura a Trump


Con tantas metidas de pata, el presidente de los Estados Unidos Donald John Trump, debe al menos tener las uñas de los pies limpias y pintadas. Seguro que así se notarían menos. Fue lo que le dije a una de las clientas que me preguntó a qué famoso me gustaría hacerle la manicura y pedicura. Y sin dudarlo contesté que a Trump.

La mejor época para hacer un curso

Me lo ha preguntado mi amiga María José desde Canarias. ¿Y si me voy a Madrid, lo podría hacer en una semana? Sin duda, le he dicho, esta es la mejor época para iniciar el curso, porque estamos ya a las puertas del verano y como sabéis, cuando sale el sol, salen a pasear muy elegantes las uñas tanto de las manos como de los pies. A diferencia de hace unos cuatro años, por ejemplo, que apenas comenzaba el fenómeno, España ha dado hoy en materia de uñas un gran "estirón" que la ha llevado a ser uno de los países de referencia en Europa.

EL HÁBITO SI HACE AL BUEN PROFESIONAL


No, no voy a hablaros de cómo se hace las uñas Lionel Messi, ni mucho menos de su manicurista -que también debe tener-, como tienen la gran mayoría de futbolistas de clase. Voy a hablaros de algo que estudiamos en las clases de manicura, de lo profesionales que podemos ser, algo que depende de la calidad de nuestro trabajo, por supuesto, pero también de otros factores como la forma de vestir, la forma de presentarnos a los clientes, la forma como nos vendemos y vendemos nuestros productos o servicios.

Sonríe, los clientes te amarán


En un seminario en París sobre uñas y las nuevas tendencias para 2016, lo que más llamó la atención de los participantes no fue tanto el diseño de las uñas en sí, los colores o las técnicas nuevas, que no eran muchas. No, no fue eso; sin duda, lo que todos comentaron desde el primer minuto, de lo que todos hablaban en los pasillos a la hora de comer o tomar el café, era de la sonrisa de la presentadora Daniéle,

Siete consejos por si le haces la manicura a Brad Pitt


Me contaba una amiga que su sueño sería hacerle la manicura a Brad Pitt. Menudo sueño, le dije, pero no del todo lejano ni imposible. Ella trabaja de manicurista auxiliar en uno de los mejores hoteles de Madrid, es decir, cuando uno de los huéspedes necesite de sus servicios y si no están disponibles las oficiales del hotel, la llamarían de inmediato.
Supón por un instante Laura, que llegue Brad Pitt a presentar una de sus pelis o para hacer un anuncio y entonces... la primera manicurista está con gripe, la que le sigue pues resulta que se ha ido a Marbella con el novio y la tercera, pues estaba de compras en Primark. Y te llaman a trabajar. No te dicen quién es el cliente sino que cuando llegas, entras a la habitación y allí está Pitt, con su vestido de Aquiles (como en Troya), esperando a la manicurista para poder salir a rodar un anuncio publicitario de yogures griegos.
Laura se ríe. Pero es verdad, el destino tiene sus caminos. Además Brad Pitt se hace la manicura, tiene una manicurista especial que trabaja para él desde hace tres años. Y seguro que no la va a traer.
No, no, Angelina no tiene ni ha tenido tiempo y tampoco le hacía las uñas Jennifer porque todo el día estaba grabando Friends. Así que el pobrecito tuvo que buscarse una especialista de las uñas.
Laura podrá llegar allí a donde ella ha soñado y estoy seguro de que Brad Pitt podría hasta llevársela para que le haga todas las manicuras, porque esta chica es de las buenas. Por eso le cuento estos consejos que mi abuela me dio para cuando una estrella te contrate para que le hagas la manicura:
1.-Tienes que actuar natural, nada de hacerle la pelota, de hablar de sus trabajos o actuaciones o decirle que es el mejor.
2.-Si ella o él (el famoso o la estrella), hace referencia a su trabajo, pues entra en la conversación, pero siendo muy equilibrada. Hay de estas estrellas que si no las alabas, pues ya no trabajarán más contigo, pero os lo digo por experiencia, son pocos. Por lo general, entre más grandes, mas sencillos. La grandeza de los hombres está en su sencillez.
3.-No preguntes nada de su vida privada. Es posible que en el caso de Laura, Brad Pitt no va a contar a la primera las razones de su separación de Jennifer....pero, suponiendo que lo haga, trata de llevar la conversación por los lados, dejar que hable y se desahogue. Si haces una pregunta, puede suceder que caiga en cuenta de que esté hablando demasiado.
4.-Ponte una mascarilla, no porque los pies le huelan mal (si haces pedicura) sino para que no vea que se te caen las babas.
5.-Si lo que te ha contado no sale al día siguiente o al siguiente del siguiente en los periódicos, pedirá que la próxima vez, seas tu de nuevo la escogida para hacerse la manicura.
6.-No olvides hacerte una selfie, de lo contrario, nadie te va a creer.

7.-Déjale tu tarjeta. Porque seguro que si Angelina viene a Madrid, te va a llamar. Y seguro, que a Angelina si podrás preguntarle todo lo que te de la gana.

El estilo hace al profesional


Cada persona tiene su manera de limar las uñas, de pintarlas y de sostener la lima. Pero para las clientas que llevan años haciéndose las uñas, que pasan de un lugar a otro, de una profesional a otra, solo hay una manera de distinguir a las que de verdad saben, a las que conocen el oficio y lo han estudiado: su estilo. Podría inventar un refrán: el estilo distingue a las damas.

El verano florece en las manos


Ya está cambiando la temperatura, el sol sale muy temprano lo que significa que el verano está a la vuelta de la esquina Es hora de quitarnos los zapatos cerrados, las mangas largas, arriba y abajo, y comenzar a mostrar nuestras uñas. Ha llegado la época de mas trabajo para las y los manicuristas. Así que preparad vuestros utensilios que hay manos y pies esperándonos.
Cuando llegué a España hace quince años no había el furor que hay hoy por las uñas. Yo venía de un país de continuos veranos donde la manicura y la pedicura se hacen igual en junio como en enero. Acá en España los pies suelen estar guardados durante buena parte del año, los meses del frío y solo en verano la gente se pone las sandalias y muestras sus pies. Así que el verano es una buena temporada para mostrar nuestro trabajo.

 ¿Que habrá este verano?, se habrán preguntado. Pues, como siempre se llevarán algunas tendencias de flores, diseños y  paisajes. Pero lo que sin duda estará de moda será el esmaltado permanente y semi permanente. Es lo nuevo, como lo es también decorar la uña por el reverso,  pero esa es otra historia.

Por ahora, aprovechad esta primavera en las uñas: flores sencillas, hechas con puntos, unas mas elaboradas con pétalos y otras aun más chulas hasta con pistillos. Pero eso sí, todas con colores veraniegos. Algunas amigas me preguntaban si era mejor hacerlas con pinturas de agua o con pintauñas. Y os lo digo: como podáis defenderos mejor. Con ambas opciones, lo importante es que el diseño esté espectacular, con un acabado perfecto y que esté protegido por una base trasparente. El verano ha comenzado y a trabajar se ha dicho.

¿Abrir un negocio de uñas?


¿Por qué no? Le he contestado así, con otra pregunta, a una amiga que está atravesando por esta etapa de la duda. Hay que echar números, es verdad, sacar los costes, todos sin excepción, hacer un plan de negocio y ver el resultado con cabeza fría. ¿Merece la pena?. Sí, por supuesto.
Cuando puse mi primer centro de uñas en el norte de Madrid me hice las mismas preguntas que se hace ahora mi amiga. Y si me va mal? Y si ya hay muchos negocios de lo mismo?. Y entonces tenía que detenerme y preguntar también: Y si me va bien? Y si no hay tantos negocios? Y si hay clientes para todos?.
 Así que, de la misma manera como me lanzaba a la piscina, cerré  los ojos y dije: vamos allá. Me duró siete años la aventura, al cabo de los cuales lo traspasé con una muy buena clientela. Lo más difícil sin duda, resolver las primeras dudas. Hay que tener en cuenta muchos aspectos una vez te hayas decidido: el local, el acondicionamiento, el costo del alquiler, los gastos, los impuestos, los productos,  vas a trabajar tu o vas a contratar a alguien y en este caso, cuánto sería la seguridad social, el salario, los horarios. Es decir, muchas cosas. Lo mejor que puede suceder es que tomes un local que haya cerrado, o que esté a punto de cerrar, y así te evitas bastante y de paso, solo tienes que cambiar el nombre en la licencia.
  El 80% de los negocios que son de franquicia sobreviven, frente al 30 por ciento de negocios personales. El éxito depende de diversos factores: de la calidad de tu trabajo, de la calidad de los productos, de la calidad en la atención al cliente, de si hay otros negocios cerca, de los precios y los plus que ofrezcas, pero lo mejor que podéis hacer, a lo mejor que puedas aspirar, es a ser tu propia jefe. Eso no tiene precio, para lo demás está Mastercard, como diría el anuncio.

El manicurista de los ojos negros


Cuando recién me gradué de La Universidad de la Manicura, en Madrid, lo primero que hice fue poner la foto en el Face: la profesora entregándome el título que me acreditaba como un profesional. Medio mundo se enteró aquí y allá, en mi país. Tengo que confesar que en aquel entonces para muchas mujeres era extraño que un hombre estudiara manicura.
Al llegar a casa, tal y como me lo habían dicho en clase de marketing de la manicura, lo primero que hice fue poner en cada buzón del edificio una tarjeta hecha en mi ordenador e impresora que decía: Manicurista en el 4º B.  
Hace 5 años que no vivo allí, pero aun sigo visitando a las que fueron mis primeras clientas: la del 2ºC, otra del 2ªE, dos del tercero y tres de mis vecinas de planta. Me conocen como el manicurista de los ojos negros. Cuando no puedo ir, le pido el favor a una de las empleadas, recomendándole que son mis clientas favoritas, mis primeras clientas.
Cómo se convencieron de que también yo podía hacer unas uña bonitas, cuando estaban acostumbradas a que eran mujeres las que se las hacían?  La mejor carta de presentación y con mucha ventaja, son nuestras propias uñas, bueno, las que le hice a mi hermana y a mi novia. Ellas fueron al comienzo la carta de presentación.
Pero para vosotras, que sois mujeres, son vuestras propias uñas las que abren las puertas.
Una semana después de haberme graduado fui a un evento social al que me invitó un amigo y como siempre, llevé mis dos cartas de presentación, les hice una manicura perfecta con un color muy llamativo y un diseño pequeño en la uña del pulgar. En el evento, siete personas quisieron saber quién les había hecho las uñas. Cuando ellas contestaban que era yo, entonces me decían; y no será que me puedes hacer algo parecido o igual? Varias de ellas son hoy  mis clientas. Siempre he dicho, que para bien o para mal, nuestras uñas hablan por nosotros. Si vas a hacerte la manicura a un centro y la chica que te atiende tiene feas sus uñas, lo primero que vas a pensar es que no vas a querer que alguien que no es capaz de cuidar sus uñas, cuide las tuyas. Así que tened cuidado chicas, mi madre decía, el ejemplo comienza por casa. Y sigue teniendo la razón.

La Reina Sofía fue la clave


Si habéis observado bien vuestro barrio o vuestra calle, habréis visto que los negocios que han florecido durante esta crisis han sido los de estética, -pelus y centros de uñas-, y las fruterías. Es decir, hay más centros de uñas que antes y mucho más clientes por supuesto, para manicura y las uñas en gel y acrílico. En otras palabras, España ha dado un paso enorme en lo referente a las uñas, en comparación a otras partes del mundo.
España es hoy un país referente gracias a ese impulso enorme que han tenido la manicura y las uñas en gel.
Muchas veces me han llamado de Estados Unidos, Colombia, Brasil y otros países para preguntarme cuál fue el momento definitivo en esta etapa, en qué instante se dio ese paso enorme, cuál ha sido el detonante para esta gran impulso que ha tenido el negocio de las uñas.
 Pues les cuento que ha sido un proceso lento. Si comparáis lo que había cinco años atrás con lo que hay hoy, la diferencia es enorme. Pero si queréis tener un momento exacto, preciso, diría que fue el día de la Pascual Militar de 2014, cuando doña Sofía, aún reina, se pintó las uñas de rojo con figuras blancas. Un escándalo para quienes nunca antes habían visto a la reina saltarse el protocolo estético, pero para nosotros, para la manicura, fue el espaldarazo, el empuje definitivo que necesitaba el sector de las uñas en este país.
 La reina marcó tendencia. Para mí, y para muchos expertos también, la manicura comienza una nueva etapa en España a partir de este momento. Pero hay que reconocer que ha sido un proceso. Nada que ver por ejemplo con la moda del esmaltado permanente que comenzó en el otro extremo del mundo y al poco rato lo teníamos ya aquí.
Sólo me resta decir, gracias Reina, gracias doña Sofía, ese gesto estético suyo, ha convertido a España como uno de los referentes de las uñas.

Cómo ser una buena manicurista y no morir en el intento


Paula Andrea es una chica colombiana que desde que llegó en 1998, hace manicuras en España, en Madrid, para ser más exacto. Es quizá una de las manicuristas mas solicitadas y cotizadas con una agenda que le copa las horas de cada día. Le he preguntado, como le pregunto a todas las triunfadoras, sobre cuál ha sido la clave de su éxito. Y ella responde con su acento paisa de que es sólo una: el buen trabajo. No hay nada más. Hacer un excelente trabajo, obtener la satisfacción de un cliente es lo que te abre la puerta a nuevos clientes. Muchas manicuristas cometen el pecado, por así llamarlo, de creer que han hecho un buen trabajo, pero no le preguntan al cliente si ha quedado satisfecho. Porque de qué vale sentir que has hecho algo extraordinario, si tu cliente no lo considera igual? Pues casi de nada. Muchas veces me han preguntado cuáles serían o son mis diez clave de la buena atención al cliente. Pues tomad nota:
1.-Por supuesto saludar al cliente y hacer que se sienta como en familia.Conocerle bien, saber su nombre y sus gustos. 
2.-Hacerle sentir que es único, pero con honradez, que no parezca fingido.
3.-Ser honestos, directos y sinceros, con el tiempo y los productos que recomiendas.
4.-Hablar con el cliente. Explicar qué le vamos a hacer, qué productos vamos a utilizar, su calidad y eficacia, qué clase de cooperación es necesaria, cuánto va a tardar y qué cuidados hay que tener una vez terminado el trabajo.
5.-Cuidar muchos nuestros modales y la forma de dirigirnos a los clientes y compañeros de trabajo. Trata a los demás como quisiera que a ti te tratasen.
6.-No olvidar que podemos transformar una queja en algo positivo si al menos tratamos de atender bien a la gente y solucionar las dificultades que haya tenido.
7.-Cuando nos hacemos amigos de los clientes, el trato debe tender siempre a ser mas profesional, sin olvidar que son amigos. Entre mas amistad, más claridad.
8.-No hacer esperar sin dar alguna explicación. Los clientes valoraran mucho su tiempo y nosotros también debemos valorar el de ellos y el nuestro.
9.-La apariencia y el orden. Fundamentales para darle confianza a los clientes.
10.-Lograr una buena retroalimentación. Es decir, hablar con los clientes, preguntarles como se han sentido y sin agobiar, de paso preguntar, si hay algo malo, cómo creen que podemos solucionarlo.

¡¿Hongos, yo?!


Cada vez que al hacer una manicura o pedicura detecto la presencia de hongos, recuerdo la serie Doctor House, aquel médico cascarrabias de la tele, cuando decía que todos los pacientes mienten. 
House dudaba de lo que le contaban sus pacientes, a veces porque no querían contar la verdad, otras porque no la contaban toda. Pues bien, cuando llega a nuestro local una clienta con unas uñas con hongos, lo primero que tenemos que hacer, es advertirle de que tiene hongos.
 Entonces coges un poco de aire, la miras a la cara y le sueltas: “disculpa, quizá no lo sepas, pero hay presencia de hongos en las uñas de tus pies, en otras palabras, tienes hongos. Pero no es el fin del mundo, no te preocupes, es casi que natural, nadie está a salvo de los hongos. Además  se curan muy rápido y con remedios naturales. Voy a tomar unas precauciones para no infectar otras zonas y de todas maneras voy a hacer la pedicura”.
La cliente te mira con un poco de enojo y contesta: “Hongos, yo? Nooo señor, eso no es hongo, es cualquier otra cosa, menos hongos. Yo me baño todos los días, me cuido los pies, estoy segura de que no son hongos, he ido a muchos centros de uñas y jamás, escuche, jamás, me han dicho que tengo hongos”.
Es decir, a los clientes les molesta que les digan que tienen hongos en las uñas, les duele un poco, les hiere también su ego porque en ocasiones es sinónimo de desaseo, les enoja y no lo aceptan, así tu experiencia en el tema te permita estar seguro. Pues de todas maneras hay que cumplir con el deber de decirlo y trabajar enseguida con guantes y muchos cuidados.
Una vez se lo dije a una clienta, así, con todo el protocolo de amabilidad y enseguida, muy disgustada, me preguntó que donde estaba mi título de Médico, que eran los únicos que podían diagnosticar los hongos.
 A la semana llamó dando disculpas. Tenía hongos, se lo confirmó el médico y el dermatólogo. Así que, mucho es lo que perdemos cuando ocultamos a un cliente que tiene hongos. Lo mejor es decírselo pero debemos estar muy seguros de no habernos equivocado en el diagnóstico.

La buena y la mala fama son para toda la vida


En mi época de enseñanza en La Universidad de la Manicura en Madrid, les contaba a las alumnas, - bueno, en su mayoría mujeres-, que había que seguir el ejemplo de los supermercados Mercadona de España. En varios sentidos, pero el principal, en cómo obtenía los resultados de venta tan grandes sin hacer publicidad y difusión en los medios.
Muy simple, les decía, han conseguido meter al mercado una gama de productos de buena calidad gracias a su alta inversión en I+D+ I (Investigación mas Desarrollo mas Innovación) y solo basta con que el producto sea bueno para que el resto del mundo lo sepa.
 “Me he comprado esta crema que está superbién, si supieras cómo me ha mejorado la piel”. Y así se corre la voz. La gente comprueba de que en realidad es bueno el producto y esa bola de nieve, de buena publicidad, ya no la para nadie. Un producto de calidad, de excelente acabado, de buen precio, es un éxito.
Así debe ser cada una de nuestras manicuras. Y si al final son así, el boca a boca se convierte en el mejor medio publicitario. Porque como les decía antes, siempre hay alguien dispuesto a preguntar dónde y quién te ha hecho la manicura.
"Disculpa, que uñas tan bonitas llevas, quién te ha hecho la manicura?", te van a preguntar en la calle, en la oficina, en el trabajo.

Pero, de igual manera, una mala fama, gracias al boca a boca, puede durar toda la vida también. Supón por un instante que llega una clienta con hongos en las uñas a tu consulta y que tu no le digas que tiene hongos. Terminas la manicura, la clienta se va, pero la próxima vez que quiera hacerse las uñas quizá no vaya a tu sala, sino que va a otra, y la profesional de la manicura del otro lugar, esta vez no se va a cortar para decirle que tiene hongos. Imaginen la conversación.
-Sí señora, tiene hongos en las uñas de la mano.
-¿Hongos? No, no creo que sean hongos. Nunca he tenido hongos.
-Pues los tiene, señora, esos son hongos. ¿Donde le hicieron la manicura la última vez?.
-Pues en el sala de Arancha.
-Ajá...pues allí le pegaron los hongos.

 Y la noticia se extiende. Y al ver que no llegan clientes, Arancha tiene que cerrar o ceder el negocio. Como ya es un punto de referencia, llega otra manicurista a hacerse cargo y luego una peluquera y así durante años cambia de dueños el lugar pero no de servicio. Hasta que un día, una señora pasa buscando la dirección, le pregunta a una vecina si hay un salón de uñas cerca y ella le contesta que si, que hay uno a media calle, pero que cuidado, porque allí le pegaron los hongos a una señora.
Síiiiiiiiii, pero hace 15 años.

Alcohol para los hongos..y con limón


Sí, así como lo leen. A los hongos hay que darles alcohol y del puro. No los emborracha -por supuesto que no-, sino que acaba con ellos. El alcohol, el ajo o el zumo de limón, los tres son remedios eficaces, los dos últimos naturales, para acabar con los hongos y además, están al alcance de la mano.
 Los hongos suelen causar muchas enfermedades, en lo que se refiere a las uñas, las destruyen,  se las comen por completo y en estos casos extremos, en el lugar donde estaba la uña suele quedar una callosidad que en nada se le parece. Es decir, el daño estético puede ser de por vida. 
Los hongos, como casi todas las enfermedades del cuerpo, siempre avisan de su presencia, pero hay que aprender a ver, sentir e interpretar esas señales.
 Como primera medida, cuando hay presencia de hongos, escuece un poco la piel ya sea donde está localizado o en los alrededores. En nuestro caso la piel alrededor de las uñas. El hongo puede estar alrededor de la uña, dentro de la uña o debajo, es decir ha penetrado la uña y vive allí.
Otra de las señales de la presencia de hongos es el cambio de color de la uña, se va tornando amarilla hasta llegar a marrón; y otra señal clara es que al tocar la uña, suele doler un poco. También pueden resquebrajarse y hasta oler mal. Así que con estas pistas, ya nos queda más fácil poder identificar las uñas con hongos.
¿Qué hacer? Advertir a la clienta del peligro que corre, no solo porque se pueden destruir las uñas, sino también porque los hongos se pueden extender a otras partes del cuerpo y a otras personas. Imaginad por un momento que utilicéis una lima de cartón para limaros un poco, que la dejéis en el baño y que llegue otra persona de la familia a limarse las uñas. De inmediato se van a pasar.
La enfermedad de los hongos se denomina onicomicosis si está en la fase inicial, que es cuando la podemos combatir con tratamientos naturales. Cuando está muy avanzada, lo mejor es acudir al médico, para que a través de un cultivo, identifique que clase de hongo es y cuál puede ser la medicina que lo combate.
 Pero la gente le tiene mucha fe al alcohol, al ajo y al limón. Conozco el caso de una amiga que tenía hongos en los pies y durante una semana se restregó la zona con una tapa de limón. El primer día le escoció mucho, lo que es ya una confirmación de los hongos, pero al cabo de una semana, desaparecieron. Otras personas lo han intentado con alcohol y otras con ajo, y los dos remedios han dado resultados.
Pero tenéis que saber que hay miles de especies de hongos y que lo más probable es que unos respondan a estos tratamientos caseros y otros no.

¿Y si Fran y Cayetano hubiesen sido manicuristas?



Dice el nuevo movimiento de la psicología, una terapia de curación física y emocional, que en nuestra vida tratamos de repetir los esquemas que hemos visto en casa, es decir, que todo lo que hacemos ahora, lo bueno y lo malo, es porque de alguna manera lo hemos experimentado ya con nuestros padres, en nuestro hogar. En otras palabras, nuestra tendencia es repetir.

Les hablo de esto porque esta mañana en el salón no se hablaba de otra cosa que no fuera la tremenda cornada que ha sufrido Fran Rivera, -el hijo de Francisco Rivera, Paquirri,- en una corrida en la plaza de toros de Huesca, cerca de Zaragoza.
“Le va a pasar lo que a su padre” –dijo una de las clientas; “ha estado al borde de la muerte”, añadió otra. Sobra decir que Fran, como se le conoce, es quizá uno de los hombres mas guapos, pijos y elegantes de España.

Tiene razón la señora, le va a pasar lo mismo. El pobre de Fran por mucho que lo haya intentado no es un gran torero y su hermano Cayetano, ese sí que lo lleva peor. Están allí, en la plaza más por seguir los pasos de su padre, porque como dicen las señoras, como modelos se hubieran podido pagar la vida que llevan, sin necesidad de enfrentarse y matar a los toros. Pero ellos tienen el ejemplo de su padre y quieren seguir su estela. Fran ha estado al borde de la muerte tras la cornada, ha llegado al hospital de Huesca con las tripas afuera, y podría morir un día de estos, como lo hizo Paquirri, el 26 de septiembre de 1984  en la plaza de toros de Pozoblanco donde lo corneó un toro llamado Avispado.

 Yo he interrumpido la amena charla y les he dicho que, a mi modo de ver, se hubieran ganado la vida de manera más tranquila si se hubieran dedicado a hacer manicuras, es decir, si en lugar de toreros hubieran sido manicuristas. Y entonces el salón se ha alborotado. Todas se han imaginado a Fran tocándoles las manos y los pies, y a Cayetano, igual. Creo hubieran arrasado con todas las clientas.

Entonces lo pienso mejor y les digo que es mejor que se queden donde están, matando toros y siendo modelos, porque de esa manera, los demás manicuristas podemos vivir tranquilos. Imaginen por un instante chicas que Fran se ponga a vuestros pies o Cayetano estuviera sentado al frente cogiendo tu mano, tendrían copada la agenda hasta el año 2025 y más allá, hasta el infinito, como diría Buzz Lightyear.

Esa vida de toreros es la vida que no les ha tocado pero que ellos quieren vivir. Yo acá, con mis uñas, con mis clientas y eso que nadie en mi familia, fue manicurista. Es algo que escogí.

¿Existe un buen esmalte de uñas y barato?


Cuántas marcas de esmaltes de uñas podrías decir sin pensarlo mucho. Pues yo creo que cada manicurista está en capacidad de recitar diez o más: Opi, Schellak, Vogue, Revlon, Dior, Chanel, Kiko, Essie, Douglas, CNE, Konad, etc., cada uno con una calidad diferente y cada uno con un precio diferente. 
Pero la pregunta es: con cuál de ellos trabajarías para que tu negocio diera resultados? Entonces tienes que ponerte a sacar cuentas. Una marca tal me cuesta tanto, alcanzaría para tantas manicuras y debo cobrar esto para poder sacar beneficios.
 Y tienes que preguntarte además sobre la relación calidad-precio, que no es más que  que encontrar un buen esmalte, de  mucha calidad,  un precio bajo y que pueda permitirme cobrar una tarifa no tal alta ni tan baja a los clientes. ¿Existe? ¿O es una leyenda urbana?
Pues existe. Pero cada cual tiene que descubrirlo por sí mismo. Es como la felicidad.
En Internet formulas la pregunta y te salen diez mil opiniones en menos de diez segundos. Y cada persona, como dice el dicho, habla del baile según le haya ido. Es decir, muy pocas veces hay una mayoría, un buen número que coincida en escoger un producto bueno y barato.
Lo mejor que pueden hacer es ir anotando tanto precios, como colores, satisfacción de los clientes, tiempo de duración, forma de quitado, etc. Es en parte, como una tarjeta de proveedores donde puedas consultar de cuando en vez.

Qué datos puedes extraer:
1.-Una marca que tenga buen Precio y  una alta variedad de colores.
2.-Que dure más sin despegarse ni agrietarse. Debes tener en cuenta que si pones una base antes de pintar y un brillo u otra base transparente al finalizar, va a durar mucho mas el esmalte en las uñas.
3.-Tiene que ser fácil de retirar. Que no te vayas a dañar las uñas tratando de quitarlo. Un esmalte que no sea fácil de remover, te hace además, perder tiempo.
4.-Que tenga una buena brocha, de buena medida y duradera.
5.-En la medida que sea posible, averigua con qué sustancias están hechos los esmaltes y busca en Internet si son dañinas o tóxicas, como el formol. Lo mejor es utilizar productos biodegradables.
6.-Uno de los aspectos más importantes es que el esmalte una vez abierto no se seque. Hay que hacer el ejercicio de ponerle la tapa cada vez que lo usemos, porque este es un mal del que sufren casi todas las marcas, incluyendo las más caras.
7.-Por último, tienes que saber que no todos los colores valen. Esto es, que en algunas marcas los rojos, sobre todo, son espectaculares, pero, otros colores no dan igual resultado. 


Mensaje en una tarjeta


Cuando falla la comunicación, todo lo demás falla. Si no podemos comunicarnos bien es muy difícil hacernos entender y que nos entiendan. Os lo cuento, porque le ha pasado a una amiga. Hizo varios cursos de masaje y por fin se decidió a emprender su propio negocio dando masajes a domicilio. Fue donde un amigo que sabía algo de diseño y le pidió que hiciera una tarjeta. El chico se la hizo como ella le había pedido, puso una imagen del rostro de una mujer muy bonita, a la derecha, muy sensual es verdad, pero sin ninguna malicia, es decir, que no daba pie a otra interpretación.
Y a la izquierda, un poco más grande que el resto de las demás letras, a manera de título, escribió: Masajes.
  Al reverso de la tarjeta colocó a una mujer acostada boca abajo con la espalda desnuda, rodeada de los servicios, las diferentes clases de masajes y los números de teléfono, dos móviles. 
Muy chula la tarjeta, en tonos lilas y con fondo blanco,mandó a imprimir, se las entregaron, repartió las tarjetas y esperó. De las seis llamadas que tenía a diario, cuatro era para saber si el masaje tenía final feliz.
"Pero qué pasa con estos tíos, -decía mi amiga, enojada- están salidos? No leen ? ..no ven que son masajes terapéuticos. ¿donde está escrita la palabra sexo en la tarjeta?".
Me senté con ella a revisar la tarjeta y analizar su contenido. Hicimos un aprueba con varios hombres,en este caso, y la mayoría interpretó las fotos, como si fueran de un negocio de sexo: el rostro de la mujer guapa y atrás, el torso desnudo.
¿Qué pasaba? A
l parecer todos leían la palabra masaje (estaba mas grande), veían las imágenes, no leían la letra más pequeña y pensaban que se trataba de masajes con sexo al final. Nadie leía la parte en que se decía que eran masajes terapéuticos, medicinales, etc.
La segunda vez que hizo tarjetas, en lugar de la imagen, lo que primó fue el texto y ya no hubo tanta confusión. Nada de rostros ni espaldas desnudas.
Cuando vamos a darnos a conocer o que conozcan nuestra empresa, tratemos de ser directos, concretos y sinceros, no dar pie a otras interpretaciones. Colocar en letras que se vean lo que hacemos y un poco más destacados nuestros teléfonos o dirección. Tampoco satures. No cuentes toda la historia de tu negocio, nombra lo más importante, lo que quieras que las personas recuerden.
El dibujo, el diseño, la distribución, la textura, todo influye en una buena tarjeta, por eso repito,  no atiborres ni satures ese pequeño espacio. Lo mejor que puedes hacer es que mires tu tarjetero, escojas unas cuantas que te hayan gustado y trata de que te diseñen una con lo mejor de cada cual. Si tienes un logo, mejor y escoge un fondo claro, el mejor, sin duda, el blanco. Si escoges otro, observa que las letras se puedan leer.
 La tarjeta es nuestra carta de presentación, es una oportunidad de conseguir un cliente.

 

¿Puedes hacerte pasar por gay?


Sucedió hace como tres años en el barrio Salamanca de Madrid donde tenía mi centro de uñas. Había una clienta, una de esas mujeres guapas, altas y operadas que están que se salen de la ropa estrecha que suelen vestir. Desde tres meses atrás había llegado al centro para hacerse manicura y pedicura. Y desde entonces no dejaba de venir cada semana. Hablamos bastante, muchas charlas sobre el oficio y la vida, porque con los clientes en muchas ocasiones alcanzamos a tener un alto grado de confianza e intimidad (en el buen snetido).

Una tarde me preguntó si podía pedirme un favor muy especial. ¿Cuántas ideas se te vienen a la cabeza con esa pregunta? ¿Qué clase de favor? ¿qué irá a decir? ¿Qué necesita de mí?. Le dije que por supuesto, si podía, con el mayor de los gustos. Entonces disparó: Mi marido quiere venir a conocerte, ¿podrías hacerte pasar por gay?

Me acordé entonces de un viejo verso de un poeta:
“En 1964 había un hombre que se llamaba Jotamario
y usaba sombrero de copa,
Las gentes le decían:
Señor Jotamario, qué hace usted con ese un sombrero de copa?
y él les decía: Señoras gentes, ¿qué hacen ustedes con esa pregunta?

Sin contestar nada, ella me explicó: “mi marido es muy celoso y no permite que otro hombre me toque las manos y los pies, el cree que todos los que trabajan en esto de estética son gays, pero cuando le dije que no lo eras, se ha puesto inquieto y celoso.
-Tengo la solución, le dije por fin haciendo una pausa, como si estuviera pensando la respuesta. Ella inquieta me preguntó cuál. Cambia de marido – le contesté.
 Ni ella ni el marido volvieron al día siguiente, pero al cabo de una semana llegó sonriente.
-No, no he cambiado de marido –dijo cuando me vio- he aprendido a hacer que me respete.
No ha sido la única vez. Ciertas personas aún siguen considerando que los trabajos de estética son exclusivos para mujeres o gays. Y por supuesto, no es así.
Bueno, vino una señora un día, a preguntarme si podía darle trabajo a su hijo que había hecho un curso de manicura, pero me advirtió, que no era gay. No pude más que reírme. Otra, en una ocasión, me preguntó que si su hijo correría la suerte de volverse gay si hacía un curso de manicura.  La verdad es que no importa lo que seas, sino que el trabajo sea el mejor. Ya en ese momento, nadie se fija en nada más.

Alcohol para los hongos..y con limón


Sí, así como lo leen. A los hongos hay que darles alcohol y del puro. No los emborracha -por supuesto que no-, sino que acaba con ellos. El alcohol, el ajo o el zumo de limón, los tres son remedios eficaces, los dos últimos naturales, para acabar con los hongos y además, están al alcance de la mano.
 Los hongos suelen causar muchas enfermedades, en lo que se refiere a las uñas, las destruyen,  se las comen por completo y en estos casos extremos, en el lugar donde estaba la uña suele quedar una callosidad que en nada se le parece. Es decir, el daño estético puede ser de por vida. 
Los hongos, como casi todas las enfermedades del cuerpo, siempre avisan de su presencia, pero hay que aprender a ver, sentir e interpretar esas señales.
 Como primera medida, cuando hay presencia de hongos, escuece un poco la piel ya sea donde está localizado o en los alrededores. En nuestro caso la piel alrededor de las uñas. El hongo puede estar alrededor de la uña, dentro de la uña o debajo, es decir ha penetrado la uña y vive allí.
Otra de las señales de la presencia de hongos es el cambio de color de la uña, se va tornando amarilla hasta llegar a marrón; y otra señal clara es que al tocar la uña, suele doler un poco. También pueden resquebrajarse y hasta oler mal. Así que con estas pistas, ya nos queda más fácil poder identificar las uñas con hongos.
¿Qué hacer? Advertir a la clienta del peligro que corre, no solo porque se pueden destruir las uñas, sino también porque los hongos se pueden extender a otras partes del cuerpo y a otras personas. Imaginad por un momento que utilicéis una lima de cartón para limaros un poco, que la dejéis en el baño y que llegue otra persona de la familia a limarse las uñas. De inmediato se van a pasar.
La enfermedad de los hongos se denomina onicomicosis si está en la fase inicial, que es cuando la podemos combatir con tratamientos naturales. Cuando está muy avanzada, lo mejor es acudir al médico, para que a través de un cultivo, identifique que clase de hongo es y cuál puede ser la medicina que lo combate.
 Pero la gente le tiene mucha fe al alcohol, al ajo y al limón. Conozco el caso de una amiga que tenía hongos en los pies y durante una semana se restregó la zona con una tapa de limón. El primer día le escoció mucho, lo que es ya una confirmación de los hongos, pero al cabo de una semana, desaparecieron. Otras personas lo han intentado con alcohol y otras con ajo, y los dos remedios han dado resultados.
Pero tenéis que saber que hay miles de especies de hongos y que lo más probable es que unos respondan a estos tratamientos caseros y otros no.

La buena y la mala fama son para toda la vida


En mi época de enseñanza en La Universidad de la Manicura en Madrid, les contaba a las alumnas, - bueno, en su mayoría mujeres-, que había que seguir el ejemplo de los supermercados Mercadona de España. En varios sentidos, pero el principal, en cómo obtenía los resultados de venta tan grandes sin hacer publicidad y difusión en los medios.
Muy simple, les decía, han conseguido meter al mercado una gama de productos de buena calidad gracias a su alta inversión en I+D+ I (Investigación mas Desarrollo mas Innovación) y solo basta con que el producto sea bueno para que el resto del mundo lo sepa.
 “Me he comprado esta crema que está superbién, si supieras cómo me ha mejorado la piel”. Y así se corre la voz. La gente comprueba de que en realidad es bueno el producto y esa bola de nieve, de buena publicidad, ya no la para nadie. Un producto de calidad, de excelente acabado, de buen precio, es un éxito.
Así debe ser cada una de nuestras manicuras. Y si al final son así, el boca a boca se convierte en el mejor medio publicitario. Porque como les decía antes, siempre hay alguien dispuesto a preguntar dónde y quién te ha hecho la manicura.
"Disculpa, que uñas tan bonitas llevas, quién te ha hecho la manicura?", te van a preguntar en la calle, en la oficina, en el trabajo.

Pero, de igual manera, una mala fama, gracias al boca a boca, puede durar toda la vida también. Supón por un instante que llega una clienta con hongos en las uñas a tu consulta y que tu no le digas que tiene hongos. Terminas la manicura, la clienta se va, pero la próxima vez que quiera hacerse las uñas quizá no vaya a tu sala, sino que va a otra, y la profesional de la manicura del otro lugar, esta vez no se va a cortar para decirle que tiene hongos. Imaginen la conversación.
-Sí señora, tiene hongos en las uñas de la mano.
-¿Hongos? No, no creo que sean hongos. Nunca he tenido hongos.
-Pues los tiene, señora, esos son hongos. ¿Donde le hicieron la manicura la última vez?.
-Pues en el sala de Arancha.
-Ajá...pues allí le pegaron los hongos.

 Y la noticia se extiende. Y al ver que no llegan clientes, Arancha tiene que cerrar o ceder el negocio. Como ya es un punto de referencia, llega otra manicurista a hacerse cargo y luego una peluquera y así durante años cambia de dueños el lugar pero no de servicio. Hasta que un día, una señora pasa buscando la dirección, le pregunta a una vecina si hay un salón de uñas cerca y ella le contesta que si, que hay uno a media calle, pero que cuidado, porque allí le pegaron los hongos a una señora.
Síiiiiiiiii, pero hace 15 años.

¿Abrir un negocio de uñas?


¿Por qué no? Le he contestado así, con otra pregunta, a una amiga que está atravesando por esta etapa de la duda. Hay que echar números, es verdad, sacar los costes, todos sin excepción, hacer un plan de negocio y ver el resultado con cabeza fría. ¿Merece la pena?. Sí, por supuesto. 
Cuando puse mi primer centro de uñas en el norte de Madrid me hice las mismas preguntas que se hace ahora mi amiga. Y si me va mal? Y si ya hay muchos negocios de lo mismo?. Y entonces tenía que detenerme y preguntar también: Y si me va bien? Y si no hay tantos negocios? Y si hay clientes para todos?.

 Así que, de la misma manera como me lanzaba a la piscina, cerré  los ojos y dije: vamos allá. Me duró siete años la aventura, al cabo de los cuales lo traspasé con una muy buena clientela. Lo más difícil sin duda, resolver las primeras dudas. Hay que tener en cuenta muchos aspectos una vez te hayas decidido: el local, el acondicionamiento, el costo del alquiler, los gastos, los impuestos, los productos,  vas a trabajar tu o vas a contratar a alguien y en este caso, cuánto sería la seguridad social, el salario, los horarios. Es decir, muchas cosas. Lo mejor que puede suceder es que tomes un local que haya cerrado, o que esté a punto de cerrar, y así te evitas bastante y de paso, solo tienes que cambiar el nombre en la licencia.

  El 80% de los negocios que son de franquicia sobreviven, frente al 30 por ciento de negocios personales. El éxito depende de diversos factores: de la calidad de tu trabajo, de la calidad de los productos, de la calidad en la atención al cliente, de si hay otros negocios cerca, de los precios y los plus que ofrezcas, pero lo mejor que podéis hacer, a lo mejor que puedas aspirar, es a ser tu propia jefe. Eso no tiene precio, para lo demás está Mastercard, como diría el anuncio.

Manicurista de familia


Una de las cosas que no olvido es cuando el médico de familia iba a casa a visitarnos si estábamos enfermos mis hermanas y yo. Llevaba su maletín pequeño y sacaba el fonendoscopio para poder diagnosticarnos después de hacernos sacar la lengua y decir 33. Recuerdo que a medida que nos examinaba nos decía que era la única profesión que se tomaba el trabajo de visitar a sus "clientes" en casa. Pero no pasó mucho tiempo para que comenzaran a ir a casa las manicuristas y las peluqueras. Ellas se encargaban de dejar más guapas a mis hermanas y a mí más presentable, antes de ir a una fiesta, a un evento y  a veces a entrevistas de trabajo. 

Hoy los y las manicuristas seguimos cumpliendo con la tradición de atender en casa a los clientes. No es algo, como aseguran algunos, que ha desaparecido, por el contrario, cuando se gradúan en sus centros de estudios, muchas siguen este camino, el de visitar a sus clientes mientras reúnen el dinero necesario para montar su propia sala de uñas. Y quienes no tiene tiempo para ir a una estética o a una peluquería, solo pueden agradecerles que no hayan dejado acabar este servicio. 


Para algunas personas la manicurista es como el médico de familia, guardando las respectivas distancias por supuesto, en el sentido de que llega con su maletín, los clientes/pacientes hablan de lo que les pasa mientras trabaja, y pueden depositar  toda la confianza. Y la manicurista se esmera, al igual que el médico, en hacer un trabajo profesional y perfecto.


Lo bueno, además, es que siempre, adonde quiera que vayan mis hermanas, hay alguien que les pregunta quién les ha hecho la manicura. Y ellas muy orgullosas, le dan mi tarjeta. Así he hecho mi lista de clientes, así es que logramos salir adelante.